CARTA DE UNA PROFESORA QUE ME PARECE INTERESANTE DE LEER
"Ya está bien. Hemos perdido otra clase por culpa de la digitalización de
las aulas. Quiero manifestar mi indignación e impotencia como profesora
que tiene que utilizar los libros digitales en las aulas de la ESO. Mi
desacuerdo y enojo se centra en la sustitución de los libros de texto
por ordenadores. La duración de las clases se ha reducido notablemente,
puesto que se pierde mucho tiempo para conectar con los libros digitales
y descargar contenidos. Los ritmos de la clase son varios, según los
ordenadores de los alumnos; por tanto, no se pueden hacer actividades al
mismo tiempo (unos acaban cuando otros todavía no se han conectado).
Las pausas que hay que hacer durante las explicaciones a la espera de
las descargas y conexiones hacen perder la concentración de los alumnos,
que aprovechan para hablar, mirar el archivo de fotografías personales
con los amigos o consultar las redes sociales. Cuando consigo proyectar
en la pizarra digital la página que quería, habrán pasado, como mínimo,
entre 5 y 10 minutos. Hay que volver a reclamar la atención de los
alumnos, pedir silencio y levantar la voz. Una vez explicados los
contenidos, llega la hora de trabajar y aplicar los conocimientos. Antes
se hacían ejercicios en la libreta. Ahora, no. Las editoriales
digitales han planteado la mayoría de actividades para ser hechas de
manera virtual en el ordenador, el cual también da los resultados
correctos a los alumnos pulsando un botón. ¡Pura facilidad! Si pedíamos
la cultura del esfuerzo, esta es la ley del mínimo esfuerzo. Para los
deberes, hecha la ley, hecha la trampa: los alumnos son muy espabilados y
si les pido que hagan los deberes digitales en casa, la respuesta de
los perezosos será que no se pudieron conectar; contra esto no podemos
luchar. Los institutos pasarán a compartir la función de enseñar con la
función de centros de ocio, donde los alumnos se conectan en sus páginas
preferidas entre clase y clase, escuchan música con auriculares, se
hacen fotografías con la cámara web, practican juegos de la red¿Se nos
va de las manos. Recuerdo las clases de las que salía convencida y
orgullosa de lo que había transmitido a los estudiantes. Cumplía mis
objetivos. De momento, creo que para lo que queda de curso utilizaré los
libros de texto que tenemos aparcados. Esta es la realidad de las aulas
digitales. Explíquenme dónde está la mejora de la calidad de la
enseñanza, justifiquen la millonaria inversión realizada y el coste que
ha supuesto para los institutos la adaptación digital. Y este manifiesto
no lo escribe una docente ya con una edad a la que puede costar entrar
en el mundo de las tecnologías, sino una profesora joven y motivada con
vocación por su profesión, que utiliza la pizarra digital, las
plataformas virtuales y que asiste a cursos de formación."